La creencia de que los barbos son capaces de detectar un terremoto antes de que se produzca ha sido muy persistente a lo largo de los años. Por ejemplo, hay relatos que cuentan que, antes de los seísmos más importantes, los barbos se comportan de modo inusual. Un ejemplo es la historia de un pescador que se sorprendió ante la agitación que mostraban los barbos antes del temblor de Japón de 1855, éste, creyendo que presagiaban un movimiento de tierra, corrió a su casa a tiempo de salvar a su familia y bienes. Otra narración cuenta la acentuada agitación que existía entre los barbos el día antes del terrible terremoto de Tokio de 1923.
Es por esto que los investigadores empezaron a creer que podría haber algo de realidad en este hecho. Hace casi cincuenta años, el profesor Hatai y sus colegas de la Universidad de Tohoku hicieron diversos experimentos con unos barbos que habían colocado sobre unas mesas, en tanques de agua. Descubrieron que el pez permanece habitualmente inmóvil y que no reacciona a los estímulos externos como, por ejemplo, un suave golpe en la mesa. Pero, de vez en cuando, se alteran o saltan cuando se golpea varias veces la mesa, y, esta reacción precede de seis a ocho horas a un terremoto.
El hecho de que los barbos “sepan” que está a punto de producirse un seísmo cabe que esté relacionado con las corrientes naturales de la tierra, porque cuando el agua que circula dentro de los tanques no pasa por la tierra, la sensibilidad, desaparece.
También puede estar relacionado con los efectos magnéticos de los terremotos. Las cargas acumuladas en las rocas, que eventualmente se liberan en forma de temblores de tierra, producen leves cambios en el campo magnético de la Tierra o en su conductividad eléctrica, cambios que han podido ser verificados con instrumentos sensibles. No solo el barbo, sino también otras criaturas que viven en el agua, poseen unas células nerviosas capaces de percibir seísmos u otros fenómenos naturales, cosa que a los seres humanos les es imposible. En el caso del barbo se cree que dichas células se encuentran en los palpos, así como a lo largo del costado del cuerpo.
También cabe la posibilidad que los barbos sean capaces de predecir los terremotos debido a que éstos producen una acumulación de cargas que producen un cambio en las propiedades de absorción acústica de la roca, lo suficientemente importante como para provocar la emisión de ondas sonoras perceptibles para los animales.
Hay muchas teorías sobre cómo puede ser posible que estos animales sean capaces de prevenir los seísmos pero aún no hay ninguna totalmente confirmada.
Es por esto que los investigadores empezaron a creer que podría haber algo de realidad en este hecho. Hace casi cincuenta años, el profesor Hatai y sus colegas de la Universidad de Tohoku hicieron diversos experimentos con unos barbos que habían colocado sobre unas mesas, en tanques de agua. Descubrieron que el pez permanece habitualmente inmóvil y que no reacciona a los estímulos externos como, por ejemplo, un suave golpe en la mesa. Pero, de vez en cuando, se alteran o saltan cuando se golpea varias veces la mesa, y, esta reacción precede de seis a ocho horas a un terremoto.
El hecho de que los barbos “sepan” que está a punto de producirse un seísmo cabe que esté relacionado con las corrientes naturales de la tierra, porque cuando el agua que circula dentro de los tanques no pasa por la tierra, la sensibilidad, desaparece.
También puede estar relacionado con los efectos magnéticos de los terremotos. Las cargas acumuladas en las rocas, que eventualmente se liberan en forma de temblores de tierra, producen leves cambios en el campo magnético de la Tierra o en su conductividad eléctrica, cambios que han podido ser verificados con instrumentos sensibles. No solo el barbo, sino también otras criaturas que viven en el agua, poseen unas células nerviosas capaces de percibir seísmos u otros fenómenos naturales, cosa que a los seres humanos les es imposible. En el caso del barbo se cree que dichas células se encuentran en los palpos, así como a lo largo del costado del cuerpo.
También cabe la posibilidad que los barbos sean capaces de predecir los terremotos debido a que éstos producen una acumulación de cargas que producen un cambio en las propiedades de absorción acústica de la roca, lo suficientemente importante como para provocar la emisión de ondas sonoras perceptibles para los animales.
Hay muchas teorías sobre cómo puede ser posible que estos animales sean capaces de prevenir los seísmos pero aún no hay ninguna totalmente confirmada.
Barbo común
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